Un buen aislamiento marcará la diferencia entre tu hogar y el del resto. Y es que con él lograrás que no se cuele el ruido de la calle, ni la música de tus vecinos. Además, podrás tener siempre la temperatura que desees, sin que haya fugas que te hagan perder el calor o el frío de la calefacción y el aire acondicionado. Todo ello se traduce en un ahorro de entre un 8% y un 50% de energía.
Aislamiento térmico y acústico en la vivienda
Un buen aislamiento en un edificio se traduce en un ahorro de energía entre el 20% y el 50%, según apunta la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes.
Además del aislante conocido para muros, en las rehabilitaciones es esencial el cambio de las ventanas. En el mercado se pueden encontrar de todo tipo, pero sin duda son las de última generación, con cristales más modernos, las que ofrecen un mayor aislamiento térmico y acústico. Éstas, además, reducen hasta en un 25% las pérdidas de calor, lo que se traduce en un ahorro de entre el 8% y el 25% de energía.
Una buena reforma, incluye otros tipos de aislamiento, como el que se lleva a cabo en las tuberías y en las cubiertas.
¿Cómo elegir un buen aislamiento?
El mejor aislante es aquel que reúne las siguientes características:
- Alta resistencia térmica. Para protegerte contra el frío y el calor.
- Que sea ignífugo o al menos tenga un buen comportamiento frente al fuego. Lo que ayudará a mejorar la seguridad del inmueble y, por ende, de aquellas personas que se encuentren en su interior.
- Un buen aislamiento acústico. Para ello es necesario que cuente con fibras que amortigüen y absorban el ruido, tanto del interior como del exterior de la vivienda.