autoconsumo fotovoltaico

Energía fotovoltaica

Ser el dueño de tu propia energía. ¿Parece un sueño, verdad? Pues ahora es posible. Instala placas solares en tu vivienda y aprovecha esa magnífica estrella llamada sol.

Sí, esa que te da calor por el día, también puede dártelo por la noche. Un tejado es lo único que te hace falta.

El proceso de crear energía

¿Alguna vez te has preguntado cómo convertir el sol en electricidad? Es muy fácil. Gracias a las instalaciones fotovoltaicas, los paneles solares recogen los rayos provenientes del sol y los convierten en energía eléctrica. Dicha energía, que además es limpia, se almacena en unas baterías para su posterior consumo.

¿Por qué usar energía solar?

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Aprovecha el sol

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¿Instalación aislada o conectada a red?

Existen dos tipos de sistemas fotovoltaicos. Si aún no tienes muy claro cuál escoger, te contamos en qué consiste cada una.

Aislada

Una instalación fotovoltaica aislada es aquella capaz de abastecer toda la demanda eléctrica mediante su producción propia. Es muy común en aquellos lugares donde no es posible el acceso a la electricidad por falta de una red eléctrica. Es el caso, por ejemplo, de algunas casas de campo o de huerta.

Se trata de un sistema muy sencillo en el que la energía producida por los paneles se almacena en baterías. En ellas se acumula la cantidad suficiente para cubrir las necesidades de autoconsumo.

Las instalaciones aisladas permiten la electrificación, sin límites de potencia o complejidad en los procesos. Es decir, ofrecen independencia total y absoluta. Además, es más rentable que los grupos electrógenos.

Conectada a red

En cuanto a la instalación conectada a la red, como su propio nombre indica, es aquella en la que la energía producida es vertida a la red de distribución para su consumo.

Su principal ventaja es que la energía producida y consumida se encuentra cerca, evitando así pérdidas energéticas. Las instalaciones solares de autoconsumo no suelen incorporan baterías de almacenamiento de energía. En su lugar, utilizan un inversor que convierte directamente el voltaje del panel a voltaje en alterna a 230V, que es la tensión eléctrica que hay en nuestras viviendas.

El dueño puede vender la energía sobrante, llegando a costear así la inversión realizada en la obra. Por el contrario, verter a la red está penalizado actualmente con 600.000 euros.