La energía solar térmica, o termosolar, se obtiene de una manera muy simple. A través de colectores se recoge el calor del sol y lo transforma en energía térmica. Dichos colectores están fabricados en un material que permite pasar los rayos solares. Éstos calientan un tubo que contiene agua y que se encarga de transportar el calor hasta un depósito donde el agua se almacena para su posterior consumo. 

Existen tres tipos de colectores:

1. Baja temperatura: que proveen calor útil a una temperatura de 65ºC o menor.
2. Media temperatura: ideales si el calor necesario está entre 100ºC y 300ºC.
3. Alta temperatura: utilizados para generar energía eléctrica y que trabajan a temperaturas superiores a los 500ºC.

En la infografía se puede ver el funcionamiento de una instalación de energía térmica convencional. Las líneas rojas y azules serían los tubos por los que discurre el agua fría que, tras el proceso termosolar, se transforma en caliente.

Fuente: Elaboración propia.